Eso. Tú eres eso.
Me da dolor de cabeza solo de intentar RECORDARTE. Porque eres eso, un recuerdo.
Un recuerdo como una foto guardada en el móvil o un simple mensaje de texto.
Los recuerdos poco a poco se olvidan, se van de tu mente, pero tu no; tu no. Eres como esa pequeña cicatriz que me hice con 5 o 6 años en el dedo gordo de la mano, que ya no se va; ni con jabón, ni raspando con la esponja ni con nada...
Pero en esta historia hay algo que cambia: cuando llegaste yo no tenía 5 o 6 años, tenía 13; la cicatriz no la dejaste en el dedo gordo de la mano, sino dentro de mi; el jabón y la esponja se han convertido en otros chicos, otros besos... pero aun así, hay algo que no cambia: esa cicatriz que dejaste, al igual que la de mi dedo, ya no se va a ir ni con mil jabones distintos.
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